Lo de tragarse las pensiones y la sanidad pública viene de lejos

Los “chorreos” de Viçent Navarro a los llamados expertos del sistema, y otras cuestiones.

La década de los setenta eran años convulsos pero esperanzadores; a mediados de esta, (entre bocanadas de asfixia de la dictadura),  el ambiente de lucha y perspectivas de cambio, era vivo y se creía en la terminación del franquismo, con la irrupción en la democracia de la mayoría de las fuerzas políticas desvinculadas del pasado dictatorial.

Se construía en Tarragona la industria T Q S A con la constructora de Carbonell Figueras; allí trabajaba yo. Al hilo de cantidad de conflictos reivindicativos a los que sometimos a esta empresa de construcción y dado lo difícil que se lo habíamos puesto con nuestra lucha, Carbonell optó por una vía más diplomática (especialmente con migo), de comunicación, consulta y diálogo. En una de las discusiones, improvisadas, de carácter económico e ideológico, de cierto “buen rollo”, que tuve con Carbonell, este, trató de convencerme de que, tanto la sanidad como las futuras pensiones, serían mejores y con cotizaciones más baratas si estas estaban en manos privadas. Me dijo: “con lo que pagamos los empresarios a la S.S. los trabajadores podíais tener mejores clínicas privadas y pensiones, y además un incremento salarial. Por aquellos tiempos, mi deficiente formación política y económica, no me dispuso a discutírselo. Y curiosamente yo ya pertenecía al PSUC…

Estando en la legalidad, muy al principio de los 80, cuando aún CC OO estaba de alquilé en los locales de la calle Conte Rius, de Tarragona, Antonio Buendía que era de la C. Ejecutiva del Sindicato y responsable de Acción Sindical, con una formación autodidacta en economía, solía citar textos que apuntaban al interés de las empresas para hacerse con el “mogollón” de dinero público que recaudaba la S. S.

Desde entonces hasta hoy el Gobierno socialista y el Popular han venido colaborando para que esa aspiración de los empresarios fuera posible un día, por lo que, por varis vías (a modo de descuento de porcentaje directo en diversas ocasiones, por bonificaciones de “generación de empleo”, etc.) se les fue reduciendo las cotizaciones constantemente. La finalidad de los empresarios siempre fue, no solo dejar de pagar a la Seguridad Social pública, sino lograr invertirlo totalmente, haciendo desaparecer esta, para conseguir que fueran  los trabajadores los únicos paganinis y  además a sus empresas, sanitarias y de Fondos de Pensiones, que habrían de imponer.

Para todo este desmantelamiento y robo de la sanidad y de las pensiones públicas, urdieron un plan de ataque (como en todos los casos, los serviles administradores del Estado con los dueños de las grandes fortunas) que consistía en ir vaciando las arcas públicas o en dejar de llenarlas, al tiempo que tergiversaban la verdad respecto a ingresos y castos y extrayendo de la realidad socioeconómica  general, la  duración de vida de los pensionistas y el aumento del número de estos. Como ellos son los únicos que tienen los medios en su poder para transmitir (a una masa despolitizada y sin conocimientos a nivel individual para valorar y opinar con objetividad), consiguen crear confusión y miedo en la gente, para convencerla de que lo que dicen es cierto y que, por tanto, han de tomar “medidas lógicas” como alargar la edad de jubilación y rebajar económicamente las pensiones.

Recientemente V. Navarro salía al paso, una vez más, de este tipo de manipulación en el tema de las pensiones con un par de artículos en páginas alternativas en la red, (en los grandes medios este reconocido catedrático está vetado) donde dejaba un “chorreo” sobre un llamado Comité de Expertos, del Gobierno y los empresarios, que habían elaborado un informe sobre el imposible futuro de las pensiones. Viçent Navarro le da la vuelta a las simplezas de los simplones expertos, (hartosopas), que repiten como loros lo de la demografía y como dato concreto nos “ilustran” contándonos que desde 1900 a hoy, los jubilados de 65 años han aumentado el doble, su esperanza de vida, pasando de durar 10 años tras de jubilarse, a vivir hasta 20.

A este comité de pancistas, que no de expertos, les explica, en uno de sus artículos el profesor Navarro, que sólo hace 40 años, el 18% de los adultos trabajaba en el campo, en la agricultura, y que ahora lo hace nada más que el 2% y, les recuerda que estos pocos están produciendo mucho más que aquellos.

Pero veamos otro de sus ejemplos: “El Comité de Expertos parece desconocer que, desde 1900 hasta ahora, el PIB (es decir, la riqueza del país) ha crecido 24 veces (si, 24 veces). Es cierto que la esperanza de vida de las personas de 65 años se ha doblado en más de un siglo. Pero, ¿cuál es el problema si la riqueza del país ha crecido 24 veces durante el mismo periodo, es decir que el país es 24 veces más rico ahora que en 1900? Repito ¿Dónde está el problema? ¿No cree el Comité de Expertos que una sociedad veinticuatro veces más rica que en 1900 tiene recursos más que suficientes para pagar las pensiones a aquellos trabajadores que han creado esa riqueza? Una sociedad veinticuatro veces más rica tiene veinticuatro veces más recursos para los pensionistas y veinticuatro veces más recursos para los no pensionistas. Repito una vez más ¿dónde está el problema?”

Los culpables, por tanto, de que no llegue dinero suficiente para los pensionistas, como para otras cosas, son quienes imponen un sistema que permite que unos pocos se apropien de toda esa riqueza cuando, esta, debería estarse distribuyendo entre todas las personas. Igualmente, y con más motivos, se tendría que estar distribuyendo el trabajo. Sin embargo en vez de hacerlo de esta manera, lo hacen, peor aún, despidiendo a la gente de sus empleos, y rebajándoles los salarios a los que continúan trabajando. Es lógico, (de Perogrullo) que con este funcionamiento, los ingresos de la S. S. experimenten una disminución ruinosa. Todo y dejando claro que ni las pensiones ni los demás servicios sociales han de depender exclusivamente de las cotizaciones de los trabajadores. El Estado debe garantizarlos (entre otras cuestiones) a partir de los presupuestos como hace con otros sectores.

Lo escandaloso de toda esta maraña de despropósitos, es que en realidad la gente, ya hoy, tiene a su alcance condiciones objetivas para jubilarse a los 50 años y para dedicar a la aportación social (trabajo), un breve esfuerzo no superior a dos horas diarias. Lo increíble es, que esta reivindicación histórica de los trabajadores (a parte de las largas jornadas que siguen aplicando donde les conviene),  la está aplicando el capitalismo a su gusto: precariedad laboral y salarial, minillos, etc. mientras millones y millones de personas, (muchas más de las que ya existían anteriormente al 2007) en este sistema, ya jamás tendrán trabajo.

Por eso, en tanto se mantenga el sistema aberrante del capitalismo, siempre contará con sus aberrantes expertos. Estos pasarán de las explicaciones razonables, de los datos empíricos, de la ciencia, y ¡cómo no!, prescindirán de la solidaridad, de asumir que ya es hora de que nos beneficiemos todos; en que es posible cortar de una vez con la miseria y la muerte de millones de semejantes, de poder aprovecharnos de nuestros propios avances para disfrutar de la vida en vez de matarnos, de salvaguardar el medio ambiente en vez de agredirlo, etc. En el fondo, todos los “expertos” del capitalismo, actúan contra natura, pues más en el fondo, aún, temen a la igualdad y a la verdadera libertad; pues su formación es inherente a la falta de confianza que tienen en sí mismos, hundiéndoles en la mediocridad. Les educaron para que ataquen la idea del socialismo, acusándola de uniformar a las personas, mientras su ceguera de burros, hartos de pienso, les incapacita para ver que se encuentran a gusto, (como monigotes estandarizados),  dentro de la uniformidad (esta sí) del capitalismo.